miércoles, 20 de noviembre de 2013

2


II.

(el día que el derecho fue revés)



Desde la altura todo tiene una perspectiva… diferente. Lo malo es bueno y lo derecho es revés.

Ojalá no estén buscándome, porque no quiero que me encuentren (ojalá estén sumergidos en otra guerra de agua). Estar sentada con vos, hablando de lo que sea, es tan fácil que me asusta. Siempre nos llevamos bien, pero ahora debería sentirme mínimamente culpable. Pero aunque hago mi mejor esfuerzo, no puedo.

- ¿Por qué me besaste Pedro? - pregunto en una pausa de nuestra charla, en el techito (me estoy acostumbrando a mirar todo desde arriba). Me mirás, enarcando una ceja y rasco la superficie de la teja que más a mano tengo.

- ¿Es en serio esta pregunta? - inquirís riéndote y sí, tarado de manual, es en serio porque sino no estaría preguntándote. Sabés a lo que voy.

- Dale boludo, no jodas - me quejo mordiéndome el labio y vos recuperas el semblante, mientras acaricio mis rodillas - ¿Desde cuándo?

Esto puntualmente me interesa escuchar. Ahora, si recibo un retruque, no sé que voy a responder (y de acá si que no puedo escaparme, saltar no es mi fuerte y menos a 2 metros de altura).

- Desde siempre Pau… - murmurás jugando con el atado y achinás tus ojos por el humo. Mi mirada se pierde, por la sorpresa y vos clavás tus ojos en los míos, verdes - pero vos estabas en otra.

¿En dónde carajo estaba? (cómo llegué acá, cómo nunca me di cuenta, entre otras preguntas). Ah sí, perdiendo el tiempo con infelices inútiles incapaces.

-      Y ahora que estoy a 1 día de irme no te parece que estoy en otra…- digo levantando una ceja, obviando mi emoción al descubrir que te gusté siempre.

Conociéndote, seguramente el prejuicio por ser más chica te jugo en contra (porque no te importa mucho que sea mejor amiga de tu hermana). Me hacés una media sonrisa y tengo que revolear los ojos.

- Estás conmigo ahora.

- No me estás respondiendo Alfonso… - te interrumpo, aunque esa respuesta para vos fue suficiente. Inspiro y retomo lo último que me dijiste - Sí, estoy arriesgando mi integridad física acá arriba y no sé muy bien por qué - me sincero con un dejo de humor. Si supiera, probablemente me hubiera escapado. Pero como no puedo pensar, no sé y no entiendo estoy acá.

- Si sabés - me contradecís y me tuerzo para mirarte - porque te gustó lo que pasó en la pileta.

- Qué seguro que estás eh, ¿no tenés miedo a equivocarte?- pronuncio desafiante y vos contenés una risa - Mira que la caída duele y más desde acá.

- Con vos no me equivoque - respondés, muy cerca de mi boca y tu aliento se camufla con el mío. Mi respiración se agita y rozo mi nariz con la tuya, retrasando lo que inevitablemente va a suceder solo para disfrutarlo más. Tenés razón, me encanto lo que pasó en la pileta y presiento que lo que va a pasar ahora me va a gustar aún más.

Te tomo por la nuca, decidida, y te atraigo hacia mi, deseosa de eliminar la distancia (mínima) que existe entre nosotros. Te beso, y vos me besás con más convicción. Con años contenidos, con ganas de más.

No sabemos cómo acomodarnos pero la incomodidad no es un problema. Tampoco lo es la falta de aire, los parientes u amigos o el hecho de que no podemos movernos demasiado porque al menor desliz, caemos cuesta abajo.

Besarte apenas me alcanza y tocarte es casi imposible con el poco margen de error que tenemos. Me siento en descontrol y eso en otra situación sería sinónimo de crisis, porque ahí es mi cabeza la que lleva la batuta del orden y la estructura. Acá en lo único que estoy pensando es en por qué todavía tenés la remera puesta.

Presionas lo más bajo de mi espalda para acercarme, mientras con tu otra mano me tomás de la nuca. Yo descubro tu espalda desnuda bajo tu remera y cuando empiezo a desplazar la prenda hacia arriba se que todo se está yendo al carajo.

Mi nombre rompe el silencio y nos separamos automáticamente. Me están buscando (hace quién sabe cuanto que estoy en el baño, cuando nunca lo visite) y si me encuentran acá con vos... Bueno, mi cerebro está recuperando su coeficiente intelectual pero no se me ocurre todavía una excusa creíble.

Me apresuro para entrar por la ventana y no me caigo de milagro. La adrenalina me guía.

- Pau - murmurás desde el umbral, informándome que planeás quedarte afuera y te miro con odio. Claro, la que queda con lo más difícil soy yo.

Escucho los crujidos de los escalones y se que es Zaira subiendo. Te apartás de la ventana y mi cerebro se estruje porque ya no hay tiempo.

- Nena, te estoy gritando hace como 15 minutos - me dice mi mejor amiga mientras me hago la que inspecciono tus discos cuando, en realidad no me gusta nada la música que escuchás. La miro, con un par de cds en la mano, con tranquilidad - ¿Qué hacés acá?

- Che que grasa que es tu hermano ¿¡Montaner escucha!? - digo mordiéndome el labio en desaprobación y ella se sonríe. Vuelvo a negar con la cabeza y me río internamente porque se que estás escuchando todo esto.

- Sí y canta Montaner que es peor - y enarco una ceja ante este dato (que desconocía) antes de carcajear. Dejo los cds en su lugar, con suavidad y ajusto mi colita - No me dijiste que hacías acá, se supone que estabas en el baño...

Acá se suponen demasiadas cosas.

- Pase cuando volvía de ahí y me agarro curiosidad - digo despreocupada y me sorprende como las mentiras fluyen tan fácilmente de mi boca - Es tan raro tu hermano a veces.

- Se hace el bohemio porque tiene una banda. Vamos - dice Zaira, revoleando los ojos y tomándome de la mano para que bajemos, sin hacer más preguntas. Mejor, porque no sé por cuánto voy a poder seguir inventando respuestas.



**


No me gusta el Fernet. Empezando con que la Coca tampoco es de mi agrado, su espuma me parece asquerosa y su sabor me disgusta. No soy gran fan de lo amargo, pero a decir verdad, no hay nada como el gusto de los Marlboro en tu boca.

Me alcanzás uno de todas formas (el Fernet) y lo acepto de mala gana, porque se que no hay cerveza (ni agua) y mi sed reclama a gritos algo fresco. Tomo un sorbito y abandono el intento, con desgano. Me inclino sobre el borde de la pileta, aún sosteniéndolo, solo para mantener fresca al menos alguna parte de mi cuerpo.

Esta tranquilamente podría ser una noche ideal de verano: viento, tragos y pileta. Y amigos obviamente… claro que a vos ya no sé que rótulo ponerte.

Miro de reojo mi reloj de Swatch, que llama mi atención por el sonido casi estruendoso de sus agujas. Lo odio tanto como lo amo, sino no pueden explicarse mis diferentes técnicas para dormir alejando mis oídos de mi mano derecha (si, en esa uso el reloj).

Las agujas marcan las 2 de la mañana.

Debería estar en mi casa (ya hace más de 3 horas) pero como ni siquiera di lugar a réplicas, mis papás no pudieron poner objeción alguna. Como en dos días me voy por meses a Estados Unidos, con ese motivo mamá organizó una reunión mañana con toda mi familia, en mi casa de fin de semana (en La Martinica, a unos kilómetros de acá).

- Hey me invito Tato a un pre en su casa - dice Zaira de un momento a otro. Todos se vuelven para mirarla y ella esboza una sonrisa. Tato es su eterno platónico, que vive en la otra punta del country - Y después podemos salir a bailar con ellos, así no nos quedamos acá.

- Cualquier cosa si tiene aire en su casa - pronuncia Flor desde la reposera. La mayoría hecha a reír y yo sopeso mis posibilidades de ir; no tengo muchas ganas de salir, menos de cambiarme para ello y por otro lado, estar rodeada de bebidas alcohólicas es algo inseguro. Si con vos aparentemente ya soy fácil sin alcohol en sangre, no quiero imaginarme como puedo llegar a ser con unas cervezas encima.

- ¿Y Juli va a estar? - inquiere Hernán, gracioso. Parece como si la pregunta la estuviera haciendo por vos y eso me molesta. Vos, Pedro, estás desafectado.

- ¿Quién es Juli? - pregunta Mati a mi izquierda y manteniéndose a flote por una pelota que estaba tirada en la pileta.

- La prima de Tato - respondo con irritación y vos me mirás con interés. Matías me mira expectante, consciente de que hay más información acerca de ella.

- Una amiga que le tiene ganas a Pepe, Mati - explica Flor (gracias Flor, no me acordaba) y Hernán modula un "está buenísima". Negás con la cabeza, entornando los ojos - Y que Pau no se banca mucho.

- Es una mosquita muerta - me defiendo y los chicos se ríen. Zaira está enfrascada en su celular, seguramente whatsappeando con Tato y no escucha ni es capaz de aportar nada. Mejor, porque si prestara atención dos segundos percibiría mis celos.

- ¿Y? - inquiere Mati, restándole importancia a mi opinión y abriendo sus ojos. Hernán muere de risa y yo revoleo los míos. Hombres.

- Deberíamos ir yendo - comenta Zaira entrando para cambiarse aunque nadie le haya dicho que sí - Dale que van a estar las amigas de Juli, llevemos el alcohol que tenemos acá y listo - agrega y veo como los chicos comienza a moverse.

- Yo paso - agrego antes de salir de la pileta y (por fin) llamo la atención de todos los presentes (incluida la tuya) - Mañana me hacen la despedida en casa, con toda mi familia y no da que llegue rota ni a las 12 del mediodía.

- Dale Pau, por mí - pide Zaira, pero niego con la cabeza, mientras me seco con la toalla. Además que de verdad me tengo que ir, no tengo ganas de verte a vos con "Juli" o arengándote a otra chica. Menos tener algún contacto más allá del que podemos tener como "hermanos",  porque estoy casi adoptada por tu familia.

- No gorda, no puedo - repito y ella asiente mientras se meten uno a uno dentro de la casa. Debe estar demasiado ansiosa por verlo al chico este, sino insistiría.

Visualizo mi cartera en el living y subo sin tomarla porque no hay nada que necesite allí. Las ayudo a las chicas a producirse rápidamente y discutimos acerca de Tato y de las diez mil posibilidades de que pase algo entre Zaira y él. Bajo las escaleras detrás de ellas y vos y tus 6 amigos ya nos están esperando. Lo que hacen un par de minas y alcohol gratis.

- Yo no voy tampoco - murmurás en medio del movimiento que estamos haciendo todos para salir y me paro en seco, con mis brazos a los costados. Nadie dice nada y todos te miran, pero vos solo estás perdido en mí. Y yo en vos.



 Disfruten!  - @riottinme - Lu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario